La tecnología se ha convertido en una parte integral del ambiente de clase en todo el mundo. La omnipresencia ubicuidad de la información y su integración en nuestra vida cotidiana a través de una plétora de dispositivos ha seguido una progresión lógica hacia su implementación en la enseñanza. Sin embargo, mientras tecnologías como la inteligencia artificial (IA) siguen avanzando, algunos investigadores creen que las IAs pueden llegar a cambiar fundamentalmente el rol de los maestros en el futuro—quizás dentro de diez años.
Las aulas con tecnología asistida se han convertido en algo bastante común en muchos países. Solo en los Estados Unidos, muchos distritos escolares (dependiendo, claro, de su financiamiento) usan una amplia gama de tecnología asistida en las aulas, desde el kínder hasta la secundaria. Los programas de las clases Stream (Ciencia, Tecnología, Investigación, Ingeniería, Arte, y Matemáticas) orientados a las escuelas de primaria en Nueva York, por ejemplo, promueven el aprendizaje interactivo al proporcionar tabletas a los alumnos.
Estos las utilizan para investigar varios temas a través de bases de datos online y herramientas de aprendizaje. El propósito de este enfoque es involucrar a los niños, que si resistiesen a asimilar nueva información y cultivar las bases para aptitudes posteriores del pensamiento crítico, la investigación y la resolución de problemas, terminarían por convertirse en estudiantes pasivos. Sin duda, este enfoque subraya la utilidad de las aulas con tecnología asistida.
Algunos beneficios de este enfoque son obvios. Los alumnos se benefician de la atención personalizada, al tener cada niño necesidades de aprendizaje particulares.
Hay quienes proponen, sin embargo, un cambio aún más amplio. Según un informe reciente del periódico Telegraph, académicos como el Sir Anthony Seldon de la Universidad de Buckingham predicen que los dispositivos de inteligencia artificial diseñados específicamente para la educación eventualmente harán el papel pedagógico ocupado tradicionalmente por los maestros.
Los institutos de investigación tecnológica en todo el mundo están actualmente desarrollando un abanico de dispositivos inteligentes que se adaptan a las necesidades de los alumnos individualmente, proporcionando así experiencias personalizadas de aprendizaje. Esto aseguraría un maestro IA “a la medida”, quien trabajaría al ritmo y en el estilo de aprendizaje del niño. En este tipo de entorno, el rol tradicional del maestro ya no aplicaría. En cambio, los maestros realizarían tareas de supervisión, administrando de aulas, pero haciéndose a un lado en la verdadera educación de sus alumnos.
Algunos beneficios de este enfoque son obvios. Los alumnos se benefician de la atención personalizada, al tener cada niño necesidades de aprendizaje particulares. Sería imposible, en el entorno del aula, tener una proporción uno a uno maestro-alumno, ya que hay límites en la capacitación, la logística y las finanzas en cuanto a la atención que se puede proporcionar, incluso en centros privados de élite. Además, y tal vez lo más importante, según el informe del Telegraph, los maestros IA serán capaces de inspirar y motivar a los alumnos de maneras que los maestros convencionales no pueden, al identificar los temas y métodos de enseñanza que motivan mayor reacción de los alumnos.
A pesar de la promesa de una revolución en la educación, tal transición no se alcanzaría sin la reacción de la educación comunitaria. El miedo de que habrá menos posiciones disponibles para los educadores sin duda crearía una presión política para proteger sus medios de sustento. Otra dimensión importante a considerar es la importancia de la socialización, la educación social en los entornos escolares. Al enfocarse en el aprendizaje individual y la interfaz-IA para un solo alumno, es posible que los elementos importantes del desarrollo comunitario— la responsabilidad social y la rendición de cuentas con los maestros y pares— podrían verse en peligro.
Por lo tanto, si son ciertas las predicciones sobre la futura prevalencia de este enfoque potencialmente valioso, aún habría un lugar para los educadores, ya que la educación social requiere la interacción humana y un entorno social.
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